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Rodrigo Tenorio Ambrossi

Doctor en Psicología Clínica, licenciado en filosofía y escritor.

26/01/2017
La venganza como virtud del poder
Desde hace una década, mutó el cuerpo simbólico de la justicia y se convirtió en una estrategia de fortalecimiento del poder, para la vendetta personal, para esa venganza perfectamente bien manipulada y artísticamente disimulada tras los disfraces de la mejor ética social. ¿Acaso no se han dado celebraciones públicas luego de algunas de estas sentencias con sabor a teatro?
17/01/2017
La violencia a la mujer: tema privado
No señor, la violencia no es un hecho privado. Es un delito maltratar a los niños a las mujeres, a los ancianos. Y a cualquier ciudadano. Usted tiene incluso la osadía de pretender dar la vuelta a la tortilla y asomar como la víctima de las denuncias de esa mujer con la que ha convivido, con la que ha gozado.
20/12/2016
Reelección indefinida: la lujuria del poder
Es absolutamente lógico: Morales no quiere abandonar el poder porque ha contado por centenares las ventajas inigualables e inconmensurables que conlleva lo que se podría denominar la condición poder. Se trata de un plus tan inmensamente grande que no podría renunciar a él, prácticamente, sin anonadarse.
14/12/2016
Lárgate de mi casa
¿Qué importancia tiene ella si apenas es una muchacha estudiante, frente a él, héroe de mil batallas y además ya entontecido por el poder? ¿Cuál podría ser su valor de significación ante quien dirige el periódico oficial más importante del país? ¿Qué importancia y sentido poseerá esa chica ante semejante poder, ella que tan solo es una desvalida muchacha convertida en vil objeto absolutamente desechable y vilipendiable?
07/12/2016
Elecciones: ofertas, mentiras y verdades
No es digno de confianza aquel que, sistemática y ominosamente, se propone engañar a través de promesas que deslumbran y que, se sabe, no podrán realizarse. Quizás la más audaz de todas sea aquella que promete el empleo universal o la salud universal, la gratuidad en todos los servicios. O, sobre todo, la pureza absoluta en el manejo de los bienes de Estado: quien mucho habla de la pera comérsela quiere.
30/11/2016
Fidel: del héroe al mito
El salvador y el tirano, el héroe y el villano. Paradojas inevitables de la vida de quien fue el protagonista mayor, por no decir el único, por más de medio siglo de la vida de Cuba. Y también una especie de referente ideológico de algunos movimientos latinoamericanos que pretendieron repetir su hazaña en sus países gobernados por tiranos: Argentina, Uruguay, Perú, Bolivia, Nicaragua. Procesos que fracasaron porque, probablemente, Fidel solo hay uno y ese único estuvo siempre en Cuba. Los procesos revolucionarios no se copian.
23/11/2016
Paraísos e infiernos sociales
El paraíso fiscal: no se trata solamente del manejo fraudulento de los dineros. Se trata de que esos haberes pasen desapercibidos ante la mirada fiscalizadora del Estado del que se aprovechan y al que se niegan a apoyar. ¿Es más ladrón el que roba un millón que aquel que roba solamente un mil?
15/11/2016
¿Y el país? Que se lo lleve el diablo
La amnesia de los llamados políticos es realmente patológica e incurable. Si no fuese así, no tendríamos ahora un batallón de candidatos a la presidencia. Si no fuese así, no seguiría luchando por su nominación a la presidencia media docena de candidatos cuya inmensa mayoría ciertamente no tiene nada que decir ni hacer en la lid.
09/11/2016
El quiebre de la moralidad
¿A quién corresponde asegurar sobre la culpabilidad o la inocencia de un acusado? Por supuesto, que no al amigo ni al compadre ni al inferior en la categoría de mando, ni a su superior. Es cierto que todos somos presumiblemente honrados, buenos y honorables ciudadanos. Hasta que no se demuestre lo contrario.
01/11/2016
Venezuela: ¿las hilachas de la democracia?
¿En dónde estará la Venezuela de antes? La de esos tiempos en los que había música y baile, esos días en los que las alegrías poseían derecho de ciudadanía y paseaban libremente sin tener que callarse porque nadie sospechaba de nadie. Porque hubo una Venezuela en la que se hablaba en voz alta porque no había nada que ocultar porque el otro era tu amigo, tu vecino, tu conciudadano y no un rival o un soplón.

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