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Protestas clase media quiteña

Tag: Protestas clase media quiteña

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Los once momentos de la protesta social
Concentraciones y movilizaciones de los sectores sociales de toda la República, pero, en especial en Quito, evidenciaron el progresivo descontento frente a la forma en la que el correísmo administra el país. Para muchos, desde el 17 de septiembre de 2014 hasta el 7 de abril último, el desgaste de Rafael Correa se evidencia en las calles, a pesar de las contramarchas que organiza. Estos son los momentos clave de ese proceso.
El correísmo tiene pavor a las calles
La pretendida huida a Montecristi aparece como una trampa. Porque volver al lugar donde nació la Constitución para aprobar las reformas sin luego someterlas a una consulta popular, tal como ocurrió con la Carta Magna, es la más cínica expresión de viveza criolla. Es pura picardía. Es aplicar la historia a conveniencia.
Quito rebelde
Debemos reconocer que los quiteños somos rebeldes. El presidente de la Real Audiencia Joaquín Molina, que vino a reemplazar al conde Ruiz de Castilla, en épocas de la Revolución Quiteña, lo reflejó con exactitud, en un informe al Rey: “La experiencia tiene acreditada que las ideas características de la Provincia de Quito son, desde su cuna, propensas a la revolución e independencia. Este es el espíritu que ha animado a los padres, ésta la leche que ha alimentado a sus hijos…”.
Tres historias de espionaje a ciudadanos
Martha Roldós obtuvo de la justicia del Guayas la convocatoria para el director de El Telégrafo, Orlando Pérez, a una confesión judicial para que explique la "exclusiva" publicada con correos personales suyos. Mientras tanto, en el caso de los "Pelucoleaks" habría ocurrido una filtración de información por parte de infiltrados. Opositores denunciaron consultas no autorizadas de su información en Dato Seguro.
¿“Golpe blando” o escenario cuesta arriba?
El mensaje es claro: el presidente quiere seguir proveyendo a la población de servicios, obras, subsidios, no obstante la limitación de recursos fiscales; sin embargo, la oposición “no deja gobernar al presidente” y ello le impide que siga atendiendo las necesidades de la población como lo hizo al comienzo.
El ocaso del Rey Sol
Lo que no quiere reconocer Correa, por ceguera o táctica política, es que su declive es terminal. Que jamás regresará a los límites de popularidad del 2013 y que hoy está en pleno ocaso. Ese Rey Sol que fue no tiene posibilidades de desandar en la órbita celeste y regresar al cenit.
La situación: la gran ausente del diálogo
El Gobierno no da señales de rectificación; ataca a los “ricos” con lo cual ahuyenta la inversión privada, en momentos en que ésta es clave para compensar la disminución de los ingresos del erario público. Ataca a los partidos políticos y sectores sociales que se le oponen cuando una elemental lógica recomendaría más bien la búsqueda de acuerdos para enfrentar la crisis y crear condiciones adecuadas para un traspaso constitucional y transparente del poder.
“La culpa es de las protestas”
No son las protestas ciudadanas y sociales las causantes del decaimiento de la economía nacional. Son las acciones del Ejecutivo las que la han debilitado. Y básicamente por el atropellamiento, la incomunicación y la arrogancia con la que son tomadas decisiones que, a todas luces, requerirían de reflexión, diálogo y conocimientos.
El correísmo atrincherado
Lo que tal vez no entra en los cálculos oficiales es que la fusión de la espada y la cruz tiene una carga simbólica brutal. Sobre todo en la América católica. Representa la devastación y la muerte: la guerra santa, la conquista, la Inquisición. Y también representa la oposición al cambio: el obispo Schumacher contra la Revolución Liberal.
Nuestro fundamental derecho al escrache
El escrache no constituye más que el ejercicio de la libertad de expresión a través del derecho a asociarse, reunirse y manifestarse, ejercida en contra de funcionarios públicos que se considera no han cumplido con su deber, como forma de reivindicación totalmente legítima y, por consiguiente, no puede limitarse ni prohibirse o peor aún, criminalizarse, y deberá estar sujeto, como todo ejercicio de libertad de expresión, únicamente a la responsabilidad ulterior, en caso de que se justificare judicialmente.

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