Es un hecho lamentablemente que en la sociedad actual, dominada por la lógica mercantil, el sistema político, sitiado por el mercado electoral, ha reducido la participación política a un vulgar marketing publicitario.
Es Estados Unidos en donde más juicios en contra de los profesionales médicos se producen en el mundo. Por supuestos actos de “mala práctica médica” las legiones de abogados especializados en auspiciar estas acciones legales y “cazar” a los médicos, como jauría tras la presa, son impresionantes.
El filósofo australiano Charles Hamblin en su libro Fallacies publicado en 1970 definió las falacias como “argumentos que son inválidos pero que parecen ser válidos”. En la obra en cuestión Hamblin incluye en un catálogo de falacias al argumento ad hominem que “se comete cuando se argumenta a favor de un caso no basándose en sus méritos, sino analizando (usualmente de manera desfavorable) los motivos o el historial de sus defensores u oponentes”.
¿Cómo inaugurar un espacio dedicado a la libertad?, es la pregunta que me surge, más aún cuando esta es la bandera de lucha con la que he asumido mis funciones de adulto responsable; ¡ay!
Sergio solo tenía 16 años. Vivía en Bogotá, ciudad tan parecida en muchos aspectos a nuestro Quito. Era alto y espigado, se definía, clara, precoz y rotundamente, como gay, anarquista y ateo. Usaba redes sociales y escribía en Whatsapp, como cualquier muchacho de su generación. Todos sus profesores, con excepción de los deshonestos que nunca faltan en ningún lugar, le reconocían como estudiante talentoso. Estaba por graduarse de bachiller. Un adolescente normal, diría yo.
¿Qué os hice yo, mujer desventurada,que en mi rostro, traidores, escupísde la infame calumnia la ponzoñay así matáis a mi alma juvenil?
En los últimos días, las redes sociales han circulado la noticia de la posible desaparición de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, en la propuesta, aun elaborándose, de la Ley Orgánica de Cultura que pronto se debatirá, y muy probablemente, aprobará en la Asamblea Nacional.
En las interminables luchas de resistencia frente a la suscripción de Tratados de Libre Comercio (TLC) entre países del norte y del sur, uno de los temas que mayor rechazo suscitó fue el de la propiedad intelectual. Muchos de los procesos de negociación quedaron bloqueados, o han sido postergados de manera indefinida, precisamente por la imposibilidad de aprobar condiciones que, a todas luces, constituyen un perjuicio para los ya debilitados afanes soberanistas de nuestros países.
La colonización llegó a Amaruka (América) hace más de 500 años y sigue reinante. El colonialismo no es un proceso terminado o acabado, todo lo contrario, está más vigente que nunca, que vale decir que el etnocidio y el genocidio no han parado hasta el día de hoy. Incluso ahora es más fuerte con el epistemidicio acelerado, encontrándonos actualmente en la etapa de conquista definitiva luego de un proceso de paulatina invasión por parte del eurocentrismo.
La semana pasada, la Ministra de Defensa anunció el traslado de la Casa de Gobierno, hoy situada en la Plaza Grande, hacia el Cuartel Militar Epiclachima, Primera División del Ejército, ubicado en el sur de la Capital. Este hecho, sin lugar a dudas, trascendental para la identidad política ecuatoriana e incluso latinoamericana, puede tener varias lecturas explicativas.
Alejandro Vanegas, procurador de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), fue enfático. Además de demandar a Rodrigo Paz por sus declaraciones hechas en el diario La Hora, también enjuiciarán a quienes “difamaron” a Luis Chiriboga a través de las redes sociales. “En forma sistemática, el señor Rodrigo Paz vino haciendo declaraciones para desacreditar a la FEF y en especial, a su presidente, el Ingeniero Luis Chiriboga”, las que, que según Vanegas, han incentivado a que cientos de miles de personas se expresen en las redes sociales en contra de la FEF o su presidente.