Se sospechaba que, desde el primer día de su gobierno, el presidente Lasso tendría que enfrentarse a grupos sostenidos en un férreo esfuerzo destinado a derrocarlo de manera constitucional.
Eligieron, ya no el burdo golpe de golpe de Estado apoyado en los militares. Se fueron por el camino de la ley y hasta de la misma democracia: declararlo incompetente para gobernar: incapacidad personal para ejercerla presidencia de la república.
La democracia representativa está en crisis. Basta mirar los pálidos resultados alcanzados por este sistema político en América Latina para entender la gran desilusión que existe en la población, lo cual se expresa –con preocupación- en un menor grado de apoyo y satisfacción con este régimen, como resultado de su deficiente desempeño que hace que los beneficiarios de las decisiones y políticas públicas que se adoptan desde la esfera de poder no necesariamente sean las grandes mayorías sino los grupos más influyentes.
Un conjunto de audios filtrados a la prensa reveló que algunos altos mandos de la Policía Nacional del Ecuador estaban involucrados en actos de deslealtad institucional. Si se trata de operaciones altamente técnicas ¿Quién las ejecuta? ¿Quién espió y luego filtró esta información? Una persona presuntamente vinculada al Gobierno nacional fue asesinada y el primero en dar la voz de alerta es un antiguo ministro, no la Policía.
¿Es el régimen democrático adecuado a todas las sociedades y circunstancias? ¿No es la democracia, en ciertas condiciones, su propia sepulturera? ¿No es el principio democrático —el de la mayoría— el que permite a los políticos ecuatorianos desestabilizar permanentemente al país? ¿No fue gracias a este principio que, en la última consulta popular, los ciudadanos, que ahora claman por seguridad, le negaron al Estado los recursos para conseguirla?
¿Hasta dónde llega la responsabilidad de un gobernante sobre la gestión a su cargo? Una herramienta constitucional es el juicio político para examinar la responsabilidad de un presidente en el ejercicio de sus funciones. En el momento en que tal herramienta se utiliza para plantear la destitución del presidente de la República el objetivo de evaluar su gestión pasa a segundo plano.
La Corte Constitucional emitió su dictamen admitiendo el juicio político al presidente Guillermo Lasso, a realizarse por parte de la Asamblea Nacional en los próximos 45 días.
“Nos dijeron de todo, quisieron desprestigiar nuestro trabajo, nos insultaron en sus medios lamedores, nos acosaron, pero un equipo de jóvenes periodistas llevan al banquillo al hombre más poderoso del país con el único instrumento de la verdad y un par (de huevos)”, dice Luis Vivanco, de La Posta. Vanidad: “nosotros lo hicimos”.
El dictamen de la Corte Constitucional a propósito del juicio político al presidente Lasso no estuvo exento de sorpresas. Nadie imaginó que los magistrados fragmentarían su decisión final, al extremo de reducir las causales únicamente a la figura de peculado. Haberlo hecho de esta manera solo contribuye a incrementar la percepción de que la petición presentada por la Asamblea Nacional siempre adoleció de graves falencias. No obstante, el proceso continúa, básicamente porque una parte de la demanda se ajusta a las normas constitucionales.
A seis días, el último registro es de 17 fallecidos y alrededor de 70 desaparecidos en Alausí. Fue una felicidad cuando el resto de ecuatorianos miramos que rescataron a una persona con vida entre el lodo. Pero el resto de la realidad es un desastre. Antes donde había casas, sembríos, carretera, ahora todo es tierra y hay personas desaparecidas debajo de ella. Familias enteras en un abrir y cerrar de ojos ya no están.
“En América Latina, en los países dominados o asediados por el progresismo, los límites entre el crimen y la política se han borrado. La reciente fuga de la embajada argentina en Quito de la prófuga de la justicia ecuatoriana, María de los Ángeles Duarte, se dio gracias a la participación activa de los gobiernos de Argentina y Venezuela.
Alexa, quiero escuchar Provenza de Karol G.
—Escuchando Provenza de Karol G.
Alguien me dijo:
—Me gusta la canción, pero los acordes se repiten, mi cerebro reclama algo más complejo, el violín y el chelo pueden lograrlo. Brahms, mi compositor favorito, por ejemplo.