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11 de Enero del 2023
Historias
Lectura: 12 minutos
11 de Enero del 2023
Redacción Plan V
Gerald ofreció $5 millones a EE.UU. antes de su sentencia y encierro en una cárcel de Minnesota
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Fotomontaje referencial: PlanV

 

Alias Gerald lleva casi cinco años preso en EE.UU. Cumple su sentencia en una prisión de baja seguridad, a donde han ido otros narcotraficantes de alto perfil. En los documentos judiciales de su proceso en Miami, que revisó Plan V, la justicia norteamericana menciona que Ecuador le decomisó $26 millones, pero las autoridades ecuatorianas solo han mencionado $17,3 millones. Esta es la segunda entrega de la serie Los archivos de Gerald.



Édison Washington Prado Álava, alias Gerald, se encuentra recluido en la Institución Correccional Federal Sandstone (FCI Sandstone, por sus siglas en inglés), ubicada en Sandstone, una ciudad en el condado de Pine, en el estado de Minnesota. Es una prisión federal de baja seguridad solo para hombres. Tiene 1.106 reclusos y medios como CNBC lo han calificado como uno de los 10 mejores lugares en EE.UU. para cumplir una condena.

Allí, el narcotraficante ecuatoriano cumple su pena de 19 años y siete meses de cárcel. A la fecha de este reportaje, Gerald lleva casi cinco años de encierro. Está prevista su salida para el 2 de agosto de 2034 a sus 52 años. Hoy tiene 41.

A su llegada a FCI Sandstone, como sucede con el resto de presos, personal médico y de salud mental le hicieron una evaluación. También recibió un manual con información de sus derechos y responsabilidades, e información en caso de agresión sexual, acoso y abuso, según el protocolo que esta prisión tiene en su página web.

Los internos comparten con dos y hasta cuatro personas los dormitorios. Están obligados a mantener limpia su celda. Por eso, entre sus tareas está tender su cama todos los días, barrer y fregar el suelo, retirar la basura y ordenar las estanterías. Un inspector verifica a las 07:30 y a las 16:00 que los reclusos hayan cumplido esas labores.

A cada interno se le asigna un casillero donde guarda su pasta de dientes, peine, jabón y máquina de afeitar. Solo pueden vestir ropa de color gris o blanco, que lleve el nombre del preso y su número de registro. El de Gerald es el 15320-104.

Para pasar el tiempo, los reclusos tienen zonas de ocio, lavandería, biblioteca jurídica y sala de teléfonos. Esta prisión tiene servicios religiosos y un centro de artesanías. A través de imágenes satelitales, se observa amplias canchas de recreación. Y pueden recibir visitas de sus familiares cuatro días a la semana. Esa variedad de actividades le ha dado la fama de ser una de las mejores prisiones de mediana seguridad de EE.UU. para pasar el tiempo de la condena.

Imagen satelital de la Institución Correccional Federal Sandstone (FCI Sandstone).

Por sus instalaciones han pasado personajes famosos condenados por delitos de cuello blanco, asesinatos y robos. David W. Brankle es uno de ellos. Fue condenado a 21 años de prisión en 2004 por el asalto y robo de 43 bancos en un lapso de dos años en seis estados. Pero también hay narcotraficantes. En FCI Sandstone fue encerrado Rigoberto Yáñez-Guerrero, el lugarteniente del Cártel de los Arellano Félix, también conocido como el Cártel de Tijuana, de México. Su salida está prevista para el 2024.

La justicia norteamericana envió a Gerald a la prisión de Minnesota, contrario a los deseos del ecuatoriano. El día de su sentencia, el narcotraficante pidió, a través de su defensa, que lo dejaran en una penitenciaría lo más cercana a Miami para que sus familiares lo pudieran visitar. También hizo esta solicitud para que pudiera ver a sus abogados, que estaban encargados de sus procesos en Ecuador y Colombia. Pero del sur fue enviado al extremo norte de EE.UU, en la frontera con Canadá. Minnesota está a 27 horas en auto desde Miami o a cuatro horas en avión.

Un millonario decomiso a Gerald

En FCI Sandstone, un recluso solo puede poseer una radio o un reproductor MP3 y un reloj. Los pueden comprar en el economato del lugar. También solo se les permite tener un anillo de boda sencillo, un medallón religioso o una cadena sin piedras preciosas. Estos son los objetos de mayor valor que podrán usar en esta prisión.

Esas reglas distan de la vida de lujo que el ecuatoriano estuvo acostumbrado mientras fue uno de los mayores narcotraficantes del Pacífico sur. Él y su familia compraron suntuosas propiedades (casas, fincas y departamentos) en lugares exclusivos de Ecuador y Colombia, además de acciones en empresas. Tuvo vehículos blindados, joyas y armamento de última tecnología, según informó la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de la Policía de Colombia (DIJIN) a Plan V en 2018.

En 2018, autoridades colombianas hicieron allanamientos a las propiedades de presuntos testaferros de la banda de Gerald. Foto: Policía Nacional de Colombia

Sus bienes fue uno de los temas que se trató en su proceso en EE.UU. En su declaratoria de culpabilidad, Gerald aceptó que le sean confiscados $5 millones que la justicia norteamericana alegó como producto de las ganancias que obtuvo el ecuatoriano de sus actividades en narcotráfico.

“El acusado admite y acepta que la conducta descrita en la acusación y en la exposición de los hechos proporciona una base fáctica y legal suficiente para el decomiso de los bienes solicitados por el Gobierno”, dice el texto de la declaratoria de culpabilidad que Gerald, su abogado Richard J. Díaz y el fiscal Robert J. Emery firmaron el 23 de julio de 2018.

Emery habló de ese acuerdo durante la audiencia del 17 de diciembre de 2018, día en que se fijó la sentencia del ecuatoriano. Confirmó que Gerald aceptó pagar esos $5 millones porque había sacado provecho de esas actividades. “Para poner esto en contexto, Señoría, el acusado y su organización son los que están poniendo a los tipos en los barcos que están apareciendo aquí con mucha frecuencia ante esta Corte, y el acusado y su organización se beneficiaron generosamente de ello”, dijo Emery.

En Colombia, país donde Gerald hizo su base de operación, los cálculos son mayores. Agentes de la DIJIN dijeron a Plan V que la fortuna del capo ecuatoriano alcanzó una cifra que estuvo entre los $200 y $300 millones.

Emery, en la misma diligencia, afirmó que poco después de que Gerald fuera arrestado en Colombia, “los ecuatorianos confiscaron aproximadamente $26 millones del acusado y su organización en Ecuador”. Esta es una cifra nueva, pues las autoridades ecuatorianas solo han mencionado $17,3 millones. Parte de ese monto lo hallaron encaletado en tres casas. Dos de ellas están ubicadas en Guayaquil, una en Puerto Azul y la otra en Los Ceibos. En la primera se hallaron $7,5 millones ocultos en el garaje. En la segunda, los agentes encontraron más de $1 millón encaletado debajo de un basurero y una tapa de cemento de 15 centímetros de espesor. En los allanamientos, también fue ubicada una casa en Manta con $3,1 millones. El Ministerio del Interior informó en ese entonces que los inmuebles tenían cámaras tipo domo de circuito cerrado para la seguridad del dinero.

Esos elementos llevaron a la pareja de Gerald, Julia Mero García, y otros miembros de la banda a un juicio por enriquecimiento privado no justificado. En noviembre de 2018, un tribunal de Guayaquil sentenció a Mera a cinco años de prisión y a pasar su condena en la cárcel de mujeres de esa ciudad. Pero esa fue su segunda sentencia porque la Fiscalía también la procesó por delincuencia organizada y fue sentenciada a 28 meses de prisión tras haberse acogido a un procedimiento abreviado.

12 millones de dólares fueron encontrados encaletados en tres casas en Guayas y Manabí. En la foto, una de las casas en Guayaquil con casi 8 millones de dólares. Fotos tomadas de Oromar TV.

En el juicio de enriquecimiento ilícito, los jueces ordenaron el decomiso de dos embarcaciones, un terreno de varios cientos de hectáreas en Santo Domingo y sus inmuebles, dos lotes en Samborondón, las casas ubicadas en Los Ceibos y en Puerto Azul (esta última es una villa de dos plantas) y dos lotes de terreno, en el cantón Jaramijó, provincia de Manabí,

Pero en el documento del decomiso, el Gobierno de EE.UU. hizo otro cálculo para determinar las ganancias ilícitas de Gerald. Sostuvo que el acusado fue responsable del envío o intento de envío de, al menos, 5.000 kilogramos de cocaína (5 toneladas), que en las calles de la América Central alcanzaban un valor de $9.000 por kilogramo. Es decir, este cargamento pudo llegar a costar $ 45 millones.

El ecuatoriano ha sido acusado de ingresar por lo menos 250 toneladas a EE.UU. Pero como se explicó en la primera parte de esta serie, los fiscales norteamericanos usaron cifras reducidas para justificar la menor sentencia posible para el capo ecuatoriano a cambio de su colaboración.

Una señal de buena fe

Después de la declaratoria de culpabilidad de Gerald, EE.UU. solicitó el decomiso de los $5 millones al narcotraficante ecuatoriano. El 6 de agosto de 2018, el fiscal Benjamin G. Greenberg informó a la jueza Cecilia M. Altonaga -que llevó el proceso contra Gerald- que había enviado un correo electrónico al abogado defensor de Gerald en el que solicitó avanzar en el decomiso acordado para el 8 de agosto de 2018.

Pero, al no tener respuesta, el fiscal pidió a la jueza que emitiera una orden para el decomiso y un permiso para llevar a cabo la búsqueda, en este caso, del dinero ofrecido por el acusado. La magistrada Altonaga aprobó el pedido el 10 de agosto de 2018.

En la audiencia de la sentencia, Gerald mencionó ese dinero a la jueza y a los líderes de las bandas con las que operaba, sin precisar nombres ni lugares: “Y me gustaría que su Señoría sepa que seguiré cooperando e intentando enmendar los errores que he cometido con el Gobierno de los EE.UU. También me gustaría que su Señoría sepa que hice una oferta con mis abogados. Prometí entregar algo del dinero. (Es) dinero que pertenecía a mis jefes y era del resultado del tráfico de drogas, (es) como una señal de buena fe de mi parte. Pero ha sido difícil para mí porque no tengo control sobre nada, pero he hecho mi mejor esfuerzo por cumplir”.

El ecuatoriano cuando se declaró culpable se comprometió a cooperar plenamente con EE.UU. para hacer efectivo ese decomiso. Los fiscales norteamericanos, por su lado, presionaron para que esa incautación se dé por lo menos una semana antes de la sentencia y sea al menos de $3 millones. “El demandado se compromete a liquidar activos o completar cualquier otra tarea, que resulte en el pago inmediato de la sentencia de decomiso de dinero en su totalidad, o el pago total en el tiempo más breve, según lo solicitado por el Gobierno”, dice el documento que contiene la declaratoria de culpabilidad. Gerald además renunció a su derecho a apelar ese decomiso.

En los registros judiciales del proceso de Gerald en EE.UU. no hay un documento que confirme la entrega de ese dinero. 

Gerald lleva un año intentando que la justicia norteamericana rebaje su condena. ¿Cuáles son los argumentos que han presentado? Léalo en la tercera parte de esta serie.

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