

Fotomontaje referencial: PlanV
Buenas tardes, Señoría. Gracias por darme esta oportunidad de hablar con usted, con el mayor respeto. He pedido a mis abogados que me permitieran expresarme ante usted, con el máximo respeto.
En unos minutos tomarán una decisión que tiene que ver con mi sentencia y mi vida. Y no sé cuánto tiempo pasaré en prisión, lejos de mis hijos, de mi madre, mi familia, pero quería que supiera algo más sobre mí.
Su Señoría, me gustaría que supiera que la vida no me ha brindado ninguna oportunidad. Mi padre me abandonó cuando tenía cinco años. Nací en una tierra pobre y sin la oportunidad de trabajar. A los nueve años trabajaba en la calle para ayudar a mi madre a mantener a mis hermanos. Ella era ama de casa y con lo poco que ganaba no le alcanzaba para mantener a mis hermanos, que eran menores que yo.
Me gustaría que usted supiera, su Señoría, que en esas calles se sufren muchos abusos, lesiones y maltrato. Me hubiera gustado mucho ser como los demás y tener una infancia, pero no pude. Mi vida fue solo una cuestión de supervivencia, y así fue como entré en el mundo del narcotráfico, por necesidad.
Sin embargo, intenté ir a la escuela, pero era imposible, porque si tenía dinero para comer, no me alcanzaba para comprar un libro.
Así fue como entré en el mundo del narcotráfico, pero nunca pensé que no podría salir de él. Y esto de entrar en el mundo del narcotráfico es lo peor que me ha pasado. Y he perdido a mucha gente por el camino, muchos familiares, tíos, primos, amigos, y hace un año a mi propio hermano. Y en mi ignorancia, pensé que, al entrar en este mundo, podría evitar que mis hijos tuvieran que sufrir la misma necesidad que yo. Solo quería que mis hijos fueran a la escuela y tuvieran la infancia que yo nunca tuve.
Pero me equivoqué. Tomé el camino equivocado. Y actualmente la madre de mis hijos está en prisión por un crimen que nunca cometió solo porque era mi esposa, y eso es algo que me duele mucho. Ahora cuatro niños se quedarán sin su madre, sin su padre, y no sé por cuánto tiempo.
Me gustaría que su Señoría supiera que envié una carta a mis codemandados explicándoles la situación, y les dije que la mejor manera de hacerlo era cooperar con el Gobierno de los EE.UU. y que debían decir toda la verdad.
Como parte de mi acuerdo de culpabilidad acepté cooperar con el Gobierno de los EE.UU., y eso es lo que he hecho. Y eso es lo que seguiré haciendo a pesar de que el Gobierno todavía no me ha prometido nada a cambio de mi cooperación. Espero volver algún día ante esta Corte y obtener una reducción de mi condena.
También me gustaría que su Señoría supiera que toda mi familia se ha visto afectada por mi cooperación. Ellos han sido afectados, perseguidos, amenazados, incluso han perdido la vida. Incluso mis abogados en Colombia han sufrido amenazas.
Y me gustaría que su Señoría sepa que seguiré cooperando e intentando enmendar los errores que he cometido con el Gobierno de los EE.UU. También me gustaría que su Señoría sepa que hice una oferta con mis abogados. Prometí entregar algo del dinero. (Es) dinero que pertenecía a mis jefes y era del resultado del tráfico de drogas, (es) como una señal de buena fe de mi parte. Pero ha sido difícil para mí porque no tengo control sobre nada, pero he hecho mi mejor esfuerzo por cumplir.
En unos minutos, Señoría, usted tomará decisiones y solo quería que supiera un poco más sobre mí, sobre quién soy. Y sé que se tomará la mejor decisión. Estaré de acuerdo con ella. Sé que será el castigo que merezco. Solo pido que sea justo. Y que Dios le ilumine, Señoría.
Pido disculpas al Gobierno de los Estados Unidos, a usted, Señoría, y que Dios le bendiga.
Una sentencia previa a la Navidad
Édison Washington Prado Álava, alias Gerald, preparó durante la mañana del 17 de diciembre de 2018 las palabras que iba a leer por la tarde a la jueza Cecilia M. Altonaga, de la Corte del Distrito Sur de la Florida. Sus abogados le recomendaron hablar despacio y anunciar que seguiría adelante con su proceso en EE.UU.
Ese día, Prado Álava fue condenado a 19 años y siete meses de cárcel por narcotráfico. Llegó a ese país el 25 de febrero de 2018, después de que fuera extraditado desde Colombia. No fue el primer ecuatoriano enviado a EE.UU. por cargos de drogas desde el país vecino, pero sí el primero en recibir una sentencia tan alta.
El poder que alcanzó Gerald en la costa Pacífica ha sido comparado con el de Pablo Escobar. Nació en 1981 en Tarqui, sede del antiguo puerto pesquero de Manta. Sus habilidades de navegante le permitieron idear “gasolineras” en el mar, es decir barcos que proveían de combustible a lanchas rápidas con cargamentos ilícitos para que logren llegar hasta Centroamérica.
A través de ese sofisticado sistema logístico, Gerald envió 250 toneladas de droga a EE.UU. en solo dos años (2015-2017). Esa fue una cantidad superior a la endosada al Chapo Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa. EE.UU. acusó al mexicano por ingresar más de 150 toneladas de cocaína y otras sustancias a su territorio.
Algunos de estos aspectos se discutieron el día de la sentencia. A las 13:11 se instaló la audiencia y Gerald se sentó a la izquierda de su abogado principal, Richard J. Díaz. Roberto Feitel, del bufete de abogados Feitel, fue también parte de su defensa.
Del lado de los acusadores, estuvieron Robert J. Emery, asistente del Fiscal de EE.UU., y Jeremy Youngblood, agente especial de la DEA.
El abogado Díaz solicitó a la jueza que escuche a Gerald, aunque él le había dicho a su cliente que esas diligencias solo tardaban media hora. El ecuatoriano, sin embargo, insistió y pidió a sus abogados que le permitieran dirigirse a la jueza un par de minutos. Al final, la audiencia duró solo 26 minutos.
Esa fue la primera vez que uno de los mayores narcotraficantes del Ecuador hablaba sobre su vida y su ingreso al narcotráfico. Dos intérpretes tradujeron sus palabras.
La jueza Altonaga le agradeció por el contexto de su situación y el trasfondo de la investigación que tenía sobre él. Minutos antes, Gerald le había confirmado que había tenido la oportunidad de revisar con sus abogados el informe previo a la sentencia y las objeciones.
La magistrada no tenía más que agregar, pues las dos partes habían llegado a la cita con un acuerdo. El fiscal Emery anunció que había convenido con la defensa de Gerald una sentencia de 235 meses (19 años, siete meses).
Alias Gerald fue acusado junto a tres colombianos y al también ecuatoriano Leonardo Adrián Vera Calderón, alias Thiago. Ambos cayeron en el mismo operativo que se ejecutó en abril de 2017 en Colombia. La banda operó entre 2015 hasta febrero de 2017, cuando salió la acusación formal. Emery fue uno de los fiscales que firmó ese documento.
El fiscal norteamericano dijo que era improbable que exista una disputa con la defensa de Gerald. El narcotraficante ecuatoriano y su organización habían trasladado tanta cocaína hacia EE.UU., que Emery aseguró que podría probar esos envíos.
Pero acusadores y defensores escogieron una cantidad conservadora para apoyar la sentencia de los 235 meses, la condena más reducida que podían dar al capo ecuatoriano. Por eso, Emery no mencionó las 250 toneladas sino solo 30. “Un muy muy conservador número, como dije en mi memorando de sentencia, es de 30.000 kilogramos (30 toneladas) de cocaína”, sostuvo el fiscal ante la jueza.
En EE.UU., las penas de prisión dependen de los lineamientos establecidos por la Comisión de Sentencia (USSC). Esa entidad tiene una tabla con 43 niveles, con la cantidad de meses que un procesado cumplirá según el delito y los antecedentes de la persona.
Gerald recibió una condena de nivel 38, donde la escala más baja tiene entre 235 y 293 meses, por un cargo de tráfico de drogas. El nivel más alto, el 43, implica cadena perpetua. En ese rango estuvo la sentencia del Chapo Guzmán tras haber sido declarado culpable de 10 cargos.
Emery afirmó que Gerald y su banda eran los responsables de enviar a “chicos” en los barcos con cargamentos ilícitos que, por esa época, comparecían con frecuencia ante la Corte de Florida. Y “se benefició generosamente de eso”, dijo el acusador.
Pero acusadores y defensores escogieron una cantidad conservadora para apoyar la sentencia de los 235 meses, la condena más reducida que podían dar al capo ecuatoriano.
Gerald, acosado por abogados
Richard J. Díaz, especializado en litigios penales, asumió el caso de Gerald desde el 5 de junio de 2017. Es decir, tres meses después que el ecuatoriano fuera detenido en Colombia. Durante su aprehensión en el país vecino, Gerald peleó para no ser extraditado a EE.UU. Cuando Gerald dio con Díaz, este le explicó cómo funciona el sistema de justicia norteamericano. “No tenía ni idea”, dijo Díaz a la jueza durante la audiencia.
“Él estaba siendo acosado por abogados de Ecuador, de Colombia, algunos de los cuales fueron bien intencionados, otros estoy convencido de que no lo eran”, dijo Díaz al referirse a esa época. A Gerald lo visitaron 26 abogados mientras estuvo en la penitenciaría La Picota, de Bogotá, en uno de las torres donde están los presos que necesitan medidas extremas de seguridad. Díaz estuvo en esa lista, según lo publicó El Espectador.
Díaz dijo que tuvo que “navegar por un laberinto de asuntos y problemas” para mantener a Gerald sobre “una pista” y mantenerlo allí.
Bajo sus instrucciones, el 23 de julio de 2018, Gerald firmó con su declaración de culpabilidad por conspirar para distribuir más de cinco kilogramos de cocaína en EE.UU. El ecuatoriano puso su nombre en letra imprenta como firma. Díaz y el fiscal Emery asentaron también sus rúbricas en el documento de nueve páginas.
Allí, EE.UU. dijo estar de acuerdo en recomendar a la Corte de Florida que reduzca en dos niveles la sentencia aplicable al delito, porque Gerald había reconocido y aceptado el cargo que se le imputaba.
Gerald aceptó cooperará plenamente con la justicia y proporcionar información y testimonios veraces y completos, producir documentos, registros y otras evidencias cuando lo soliciten los investigadores, ya sea en entrevistas, ante un gran jurado o en cualquier juicio u otro procedimiento judicial. También se comprometió a trabajar encubierto si así lo disponen los fiscales.
Sin embargo, esa cooperación no garantizaba que Gerald obtuviera una reducción de su sentencia por parte de la Corte. Según los documentos judiciales a los que accedió PlanV, no existe una reducción, pero el ecuatoriano ha puesto en marcha otras estrategias. La segunda parte de esta serie ampliará ese tema.
Gerald aceptó cooperará plenamente con la justicia y proporcionar información y testimonios veraces y completos, producir documentos, registros y otras evidencias.
Tras su libertad, será deportado
Gerald al cumplir su condena quedará en libertad condicional o supervisada durante cinco años más. Esta incluye no cometer ningún delito, no tener armas, dispositivos peligrosos o droga. En la audiencia estuvo Álex Seraphin, quien será su oficial de libertad condicional.
El ecuatoriano tuvo el derecho a apelar la sentencia y a presentarla 14 días después de la resolución. Pero no lo hizo porque de esa manera perdería los beneficios de declararse culpable y aceptar el cargo imputado.
Después de 72 horas de su libertad, deberá presentarse a la oficina de libertad condicional en el distrito de su prisión. Lo más probable es que sea deportado al Ecuador.
Antes de finalizar la audiencia, el abogado Díaz solicitó que Gerald sea encarcelado en la prisión más cercana a Miami para que sus abogados y familiares puedan visitarlo. Al tener procesos pendientes en Ecuador y Colombia, Gerald debía ver a sus defensores.
Ese no fue el único pedido. Gerald consumió drogas hasta 1994 y en 2005 tuvo una cirrosis hepática. El abogado pidió que el narcotraficante ecuatoriano sea considerado en un programa de rehabilitación mientras estuviera en prisión por su grave adicción al alcohol. Ese es un beneficio que otorga EEUU a sus ciudadanos. Díaz solicitó que al menos en un futuro sea incluido. La jueza le adelantó que no será elegible, pero aceptó incluir ese pedido.
Al finalizar la audiencia, todos se levantaron y se desearon Feliz Navidad.
Lea en la segunda entrega los bienes de Gerald decomisados por EE.UU. y Ecuador.
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